La receta de hoy la
vi de casualidad en una revista esperando en la típica consulta del dentista,
tenía buena pinta y la verdad es que acerté.
Lo primero de todo, sacad las espinacas del congelador y meterlas en el frigorífico un día antes, en un plato o tupper, para que al día siguiente estén descongeladas.
Al día siguiente, cocemos veinte láminas de canelones siguiendo las instrucciones de la marca, una vez listos los retiramos y colocamos extendidos y separados sobre unos paños de cocina limpios. Luego ponemos a hervir en una cazuela cuatro tazones de agua, una vez entre en ebullición, añadimos cuatrocientos gramos de espinacas con dos cucharadas rasas de sal gruesa dejándolas hervir a fuego medio durante cinco minutos. Una vez cocinadas, las escurrimos bien y reservamos. Después troceamos en cuadrados una cebolla grande y la freímos a fuego medio en la sartén con poco aceite, removiendo cada cinco minutos hasta que esté en su punto o dorada (como más os guste). Escurrimos el aceite y reservamos, comenzando a preparar la bechamel. Añadimos leche fría en un vaso normal, diluimos en ella tres o cuatro cucharadas de harina, luego echamos en un cazo: un vaso de leche, un chorrito de aceite, una pizca de nuez moscada y otra pizca de sal gruesa. Y antes de que comience a hervir vertemos poco a poco la leche del vaso con harina diluida. Removiendo constantemente hasta que la mezcla quede del espesor deseado y sin grumos. Ahora ya podemos mezclar de forma homogénea las espinacas con: cincuenta gramos de piñones, doscientos gramos de atún en conserva bien escurrido y la mitad de la salsa bechamel que hemos preparado. Reservamos la mezcla y comenzamos a montar los canelones. Para ello primero extendemos una capa de tomate frito no muy gruesa en el fondo de la típica fuente rectangular de vidrio para hornos. El segundo paso es rellenar los canelones, llenando cada uno de ellos con dos cucharaditas de relleno extendido en hilera en la zona media de cada canelón. Los enrollamos con cuidado y los colocamos en batería en la fuente sobre la capa de tomate. Así hasta haber montado dos capas de canelones. Por último añadimos por encima lo que ha quedado de la salsa bechamel y rallamos un poco de queso semicurado de oveja o vaca, lo introducimos al horno ya precalentado a doscientos grados y lo dejamos hasta que se dore por encima.
Al día siguiente, cocemos veinte láminas de canelones siguiendo las instrucciones de la marca, una vez listos los retiramos y colocamos extendidos y separados sobre unos paños de cocina limpios. Luego ponemos a hervir en una cazuela cuatro tazones de agua, una vez entre en ebullición, añadimos cuatrocientos gramos de espinacas con dos cucharadas rasas de sal gruesa dejándolas hervir a fuego medio durante cinco minutos. Una vez cocinadas, las escurrimos bien y reservamos. Después troceamos en cuadrados una cebolla grande y la freímos a fuego medio en la sartén con poco aceite, removiendo cada cinco minutos hasta que esté en su punto o dorada (como más os guste). Escurrimos el aceite y reservamos, comenzando a preparar la bechamel. Añadimos leche fría en un vaso normal, diluimos en ella tres o cuatro cucharadas de harina, luego echamos en un cazo: un vaso de leche, un chorrito de aceite, una pizca de nuez moscada y otra pizca de sal gruesa. Y antes de que comience a hervir vertemos poco a poco la leche del vaso con harina diluida. Removiendo constantemente hasta que la mezcla quede del espesor deseado y sin grumos. Ahora ya podemos mezclar de forma homogénea las espinacas con: cincuenta gramos de piñones, doscientos gramos de atún en conserva bien escurrido y la mitad de la salsa bechamel que hemos preparado. Reservamos la mezcla y comenzamos a montar los canelones. Para ello primero extendemos una capa de tomate frito no muy gruesa en el fondo de la típica fuente rectangular de vidrio para hornos. El segundo paso es rellenar los canelones, llenando cada uno de ellos con dos cucharaditas de relleno extendido en hilera en la zona media de cada canelón. Los enrollamos con cuidado y los colocamos en batería en la fuente sobre la capa de tomate. Así hasta haber montado dos capas de canelones. Por último añadimos por encima lo que ha quedado de la salsa bechamel y rallamos un poco de queso semicurado de oveja o vaca, lo introducimos al horno ya precalentado a doscientos grados y lo dejamos hasta que se dore por encima.