Esta receta es una improvisación que hizo mi pareja, y que la verdad
es que quedó bastante bien :)
Habiendo pedido previamente en la pescadería que limpien un gallo
y saquen los cuatro trozos de los lomos, una vez en casa los congelamos un par
de días. Los descongelamos sacándolos el día antes del congelador al frigorífico (en climas
cálidos) o la noche antes del congelador a la encimera (en climas fríos), y si no siempre podéis
descongelarlos en agua caliente del grifo. Los escurrimos, salamos un poco y
pasamos ambas caras por harina de maíz amarillo (P.A.N.), sino tenéis podéis
usar pan rallado. Freímos con aceite de oliva a fuego medio, empezando
preferiblemente por el lado de la piel del pescado. Y una vez cocinados reservamos los cuatro
trozos de lomo de gallo en un plato, para continuar con la ración de verduras. Cortamos en cuadraditos: una cebolla mediana, un tomate grande y un trozo de calabacín
del tamaño del tomate. Lo salamos a gusto de cada uno, y freímos con aceite (sin abusar) a
fuego medio – alto, removiendo cada cinco minutos hasta que el calabacín esté
en su punto… Y ya tan solo es servir las raciones ;)