Esta receta es un experimento que se me ocurrió hacer en cierto
momento y por suerte nos gustó.
Bien, primero hay que pelar o limpiar y trocear en cuadraditos: cuatro zanahorias medianas, diez vainas medianas de judías verdes, medio puerro, medio pimiento rojo mediano, seis champiñones y medio brócoli. En una cazuela añadimos seis tazones de agua y ponemos a fuego alto hasta que comience a hervir, entonces añadimos a la cazuela las verduras dejándolas cocer dos minutos a fuego medio-alto. Escurrimos todo bien, reservando el caldo de verduras para otra ocasión, y mezclamos las verduras con doscientos gramos de tomate frito. A continuación hay que poner una cucharada de esta mezcla en cada oblea (necesitaremos treinta y dos para servir cuatro empanadillas por persona), doblar una a una por la mitad y con las púas del tenedor presionando de forma radial sellarlas. A partir de aquí tenéis tres opciones: la primera es freír las empanadillas hasta que doren escurrir bien y a comer. La segunda, colocarlas con mucho cuidado y bien separadas en tuppers y congelarlas para comerlas otro día. Y la tercera; colocar papel vegetal en la bandeja del horno y poner encima las empanadillas algo separadas, aplicar yema de huevo por encima de las empanadillas con una brocha para cocina, horneándolas a doscientos grados hasta que queden doradas... ¡Y listo!
Bien, primero hay que pelar o limpiar y trocear en cuadraditos: cuatro zanahorias medianas, diez vainas medianas de judías verdes, medio puerro, medio pimiento rojo mediano, seis champiñones y medio brócoli. En una cazuela añadimos seis tazones de agua y ponemos a fuego alto hasta que comience a hervir, entonces añadimos a la cazuela las verduras dejándolas cocer dos minutos a fuego medio-alto. Escurrimos todo bien, reservando el caldo de verduras para otra ocasión, y mezclamos las verduras con doscientos gramos de tomate frito. A continuación hay que poner una cucharada de esta mezcla en cada oblea (necesitaremos treinta y dos para servir cuatro empanadillas por persona), doblar una a una por la mitad y con las púas del tenedor presionando de forma radial sellarlas. A partir de aquí tenéis tres opciones: la primera es freír las empanadillas hasta que doren escurrir bien y a comer. La segunda, colocarlas con mucho cuidado y bien separadas en tuppers y congelarlas para comerlas otro día. Y la tercera; colocar papel vegetal en la bandeja del horno y poner encima las empanadillas algo separadas, aplicar yema de huevo por encima de las empanadillas con una brocha para cocina, horneándolas a doscientos grados hasta que queden doradas... ¡Y listo!