Esta receta la vi en una revista hace meses, y como me quedé con ganas de probarla le hice una foto a la explicación para hacerla en cuanto pudiese. La verdad es que mereció la pena, tiene un toque diferente a lo que suelo cocinar.
Bien, primero ponemos el horno en marcha a ciento ochenta grados centígrados. Luego lavamos y troceamos en cuadrados del tamaño de las caracolas de pasta que hayáis comprado: un pimiento rojo mediano, un pimiento amarillo o verde mediano también, una berenjena mediana, y dos calabacines medianos. Cubrimos la bandeja del horno con papel de aluminio, extendemos las verduras, añadimos un chorro fino de aceite de oliva o de girasol sobre ellas, espolvoreamos una cucharada de perejil y sal-pimentamos a nuestro gusto (unas pizcas de cada, no os paséis). Removemos mezclando bien los ingredientes e introducimos en el horno, ya calentado, durante treinta minutos removiendo las verduras cada diez minutos (procurad no tardar mucho para que el horno no pierda demasiado calor). Ahora hay que lavar y cortar en cuadrados dos tomates medianos (del tipo que más os guste) y con dos ajos laminados, colocarlos en la bandeja del horno mezclándolos con el resto de verduras. Dejamos hornear durante veinte minutos más, removiendo cada diez minutos.
Mientras se hornean las verduras, cocemos ocho puñados de caracolas de pasta cubriéndolas hasta con tres dedos de agua y dos cucharadas de sal gruesa. Ponéis a hervir el agua con la sal a fuego alto, y una vez entren en ebullición echáis la pasta con más agua si fuera necesario. Una vez rompa a hervir de nuevo, bajáis a fuego medio removiendo cada cinco minutos durante quince minutos. Escurrimos la pasta en un colador, y la mezclamos en una fuente con las verduras horneadas, dando un toque de orégano.
Bien, primero ponemos el horno en marcha a ciento ochenta grados centígrados. Luego lavamos y troceamos en cuadrados del tamaño de las caracolas de pasta que hayáis comprado: un pimiento rojo mediano, un pimiento amarillo o verde mediano también, una berenjena mediana, y dos calabacines medianos. Cubrimos la bandeja del horno con papel de aluminio, extendemos las verduras, añadimos un chorro fino de aceite de oliva o de girasol sobre ellas, espolvoreamos una cucharada de perejil y sal-pimentamos a nuestro gusto (unas pizcas de cada, no os paséis). Removemos mezclando bien los ingredientes e introducimos en el horno, ya calentado, durante treinta minutos removiendo las verduras cada diez minutos (procurad no tardar mucho para que el horno no pierda demasiado calor). Ahora hay que lavar y cortar en cuadrados dos tomates medianos (del tipo que más os guste) y con dos ajos laminados, colocarlos en la bandeja del horno mezclándolos con el resto de verduras. Dejamos hornear durante veinte minutos más, removiendo cada diez minutos.
Mientras se hornean las verduras, cocemos ocho puñados de caracolas de pasta cubriéndolas hasta con tres dedos de agua y dos cucharadas de sal gruesa. Ponéis a hervir el agua con la sal a fuego alto, y una vez entren en ebullición echáis la pasta con más agua si fuera necesario. Una vez rompa a hervir de nuevo, bajáis a fuego medio removiendo cada cinco minutos durante quince minutos. Escurrimos la pasta en un colador, y la mezclamos en una fuente con las verduras horneadas, dando un toque de orégano.
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