Habiendo comprado una coliflor mediana-pequeña, retiramos
las hojas que tenga estropeadas. Las que estén bien las troceamos en cuadrados,
mientras que la coliflor en sí la troceamos en cogollitos. Y el tronco lo
cortamos en pequeños rectángulos planos. Enjuagamos todo con agua y dejamos
escurrir en un colador.
Pasados unos minutos extendemos sobre una fuente de cristal
rectangular grande (la típica para preparar los macarrones al horno), las hojas
de la coliflor y el tronco troceados, con unas pizcas de: sal de escamas o sal
fina, de nuez moscada en polvo y pimientas molidas. A continuación ponemos los
cogollos, con media cebolla roja mediana troceada en cuadraditos. Volvemos echar unas pizcas de sal, pimientas molidas y
especias para pizza.
Ponemos el horno a ciento cincuenta grados centígrados en
modo estándar (que dé calor por arriba y por abajo). Mientras troceamos un
pimiento verde italiano mediano, y una berenjena mediana-pequeña. Los freímos
en la plancha con poco aceite a fuego medio hasta que esté en su punto.
Entonces escurrimos y apartamos. En cuanto el horno alcance la temperatura marcada
introducimos la bandeja tal y como la teníamos preparada, a la altura del
medio, en la bandeja de rejilla del horno, dejando media hora hornear.
Ahora podemos comenzar a preparar la bechamel: echamos en una
sartén mediana medio litro de leche entera, calentándola a fuego alto. Mientras
llenamos hasta la mitad un vaso con leche. Y añadimos tres cucharadas con un
poco de copete de harina, removiendo bien hasta conseguir una mezcla homogénea.
En cuanto comience a hervir la leche de la sartén bajamos a fuego medio,
echamos la leche con harina del vaso poco a poco, removiendo para evitar
grumos. Seguimos removiendo constantemente un poco despacio hasta que la
bechamel espese como un puré de patata. Entonces le ponemos unas pizcas de sal,
nuez moscada molida y variedad de pimientas molidas también (a gusto pero sin
pasaros). Y añadimos también el pimiento verde italiano y la berenjena fritas,
mezclando todo bien.
Habiendo pasado la media hora que tenía que estar la
coliflor en el horno, y con cuidado de no quemarnos, repartimos la bechamel por
encima. Y dejamos hornear a la misma temperatura otra media hora. Transcurrido
ese tiempo, cortamos unas lonchas un poco finas de un queso suave o curado que os guste. Colocándolas por encima
y dejándolo otros cinco minutos en el horno para que se fundan.
Quedará la coliflor un poco crujiente pero en su punto, y
soltará agua así que no os preocupéis si por la parte de abajo de la fuente de
cristal queda caldo.